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Xoloitzcuintle, el perro mexicano con más historia.

  • Foto del escritor: fundaciondesime
    fundaciondesime
  • 28 may 2019
  • 2 Min. de lectura


Cuando los europeos llegaron a América, lo confundieron con un caballo enano. Se trataba en realidad del xoloitzcuintle, un canino ancestral con más de 7 mil años sobre la tierra. Este canino ancestral, es endémico de México y Centroamérica.


Convivía con los antiguos mexicanos de diversas culturas, como compañero incondicional de su propietario, incluso después de su muerte. Se creía que los perros acompañaban a sus dueños a transitar el camino hacia el Mictlán (el inframundo o sitio de eterno descanso), y servía de ofrenda funeraria a sus dueños.

El término xoloitzcuintle se origina del náhuatl: xólotl, extraño, deforme, esclavo, bufón, y de la palabra itzcuintli, perro.




Rostros antagónicos.

En la mitología mexica, Xólotl era el dios de la transformación, de los gemelos o lo doble, la oscuridad nocturna, lo desconocido, lo monstruoso y la muerte.

Era considerado el hermano gemelo y contraparte del dios Quetzalcóatl, la serpiente emplumada, quien representaba la vida, la luz y el conocimiento. Ambos dioses encarnaban un rostro antagónico del planeta Venus en su tránsito frente al Sol.





Siete mil años en la tierra.

Este perro tiene más de 7 000 años de antigüedad, lo que la hace una de las razas más antañas del mundo.

Otros investigadores creen que ya se había domesticado hace más de 5 mil 500 años. En América, el xoloitzcuintle era más que un simple animal. A este canino se le consideraba un animal sagrado, un guardián y aliado trascendental.





Al borde de la extinción.

El xoloitzcuintle estuvo al borde de la extinción durante la colonización europea.

Los conquistadores hallaron en él una fuente de alimento y también querían eliminar las tradiciones religiosas relacionadas a este animal.

De esta forma, esta raza fue obligada a guarecerse en la sierra de Oaxaca y Guerrero, donde encontró refugio.





Un perro único.

Sus particularidades como la falta de pelaje y la pérdida temprana de sus dientes lo hacen único. En la antigüedad se usaba para tratar malestares reumáticos y asma.

Tras la Revolución Mexicana, la imagen del xoloitzcuintle fue adoptada por artistas como Frida Kahlo, Diego Rivera, Rufino Tamayo y Raúl Anguiano.

Era uno de los símbolos nacionalistas que intentaban recuperar la identidad mexicana, “europeizada” durante el Porfiriato.




El xoloitzcuintle.

Su inteligencia, así como su temperamento social, fiel y cariñoso, pero también territorial y vigilante, lo hace ideal como perro guardián y de compañía.

Xólotl, el dios prehispánico representado como hombre con cabeza de perro, representaba la cara nocturna de Venus al acompañar al sol en su trayecto por el inframundo.




 
 
 

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